Ejercicio:

El Pastor Alemán es una de las razas que necesita más estimulación física. Los paseos deberán ser de 1 a 3 horas diarias, dependiendo del tiempo que disponga su familia para compartir con él. El ejercicio de esta raza no se limita a caminar alegremente por la calle, estos perros necesitan correr por jardines, parques o montañas, por lo que deberíamos dirigirnos hacia estas zonas para quitarles la correa y dejarlos disfrutar sin preocupaciones.

Comportamiento:

Sus ganas de aprender y su necesidad de atención lo convierten en un alumno aventajado en el adiestramiento. Estos perros son muy atentos y dependientes de su familia y si no se les entrena y ayuda para socializar desde pequeños pueden llegar a sentir inseguridades que los convertirán en perros desconfiados y hasta agresivos.

Salud:

Esta es una de las razas con más problemas genéticos, principalmente relacionados con la cadera. También puede sufrir de enfermedades gastrointestinales, trastornos estomacales denominados dilatación y torsión gástrica, enfermedades de la médula espinal y epilepsia.

Nutrición:

Las razas de perros grandes tienen necesidades nutricionales distintas a las pequeñas por lo que su dieta necesitará de un equilibrio de nutrientes basado en la proteína de origen animal y las verduras, incluyendo minerales y vitaminas.

Origen:

Una de las razas de las que mejor se conocen sus orígenes, fue creada para ser un perro de trabajo y se reconoce a Max Emil Frederick von Stephanitz, capitán de caballería del ejército alemán, como su creador en el siglo XIX. Stephanitz ya tenía una idea clara de cómo veía esta raza pero se enamoró de Hektor, un perro al que compró inmediatamente y que más tarde se convertiría en el principal progenitor de la raza. El Pastor Alemán jugó un papel importante en la I y II Guerra Mundial, que le ayudaría a adoptar la fama de fiel y noble protector.